Miguel Otero Silva y la generación de periodistas que se hizo sentir

A finales de los años 70 Miguel Otero Silva funda en Maracaibo El Nacional de Occidente. El país bullía de bonanza por los cuatro costados, existía una bendición llamada dólar accesible, libertades individuales y un saludable estado de derecho democrático. El bipartidismo gozaba de buena salud, Venezuela era una democracia sólida y respetada en todo el continente. La sociedad venezolana exhibía orgullosa indicadores de desarrollo en educación, salud, tecnología, emprendimientos exitosos, y una gran clase media: Culta, curiosa y despreocupada.

En sus manos exhibía un proyecto periodístico único y visionario. Soportado en la tecnología punta más actualizada para la edición simultánea de periódicos, esfuerzo gestado mucho antes que el USA Today de Ross Perot. Se trataba de una verdadera audacia editorial, todavía considerada como algo probablemente muy avanzado para la época. En una playa de los Haticos, en la zona sur de Maracaibo, se construyo un edificio monumental, estéticamente perfecto, y concebido para albergar un diario excepcional. Rotativa, sistema de trasmisión por telefax para hacer simultáneo con Caracas, el esfuerzo diario de cientos de periodistas.

El Nacional tendría su edición especial para Caracas, su área Metropolitana, y la habitual que se enviaba al resto del país. Pero Maracaibo contaría con una edición maracucha, que tomaría lo más relevante del acontecer local, de lo nacional e internacional, para lograr con este esfuerzo un sueño perfecto. Un Olimpo de los periodistas. Un nirvana de la información globalizada.

Miguel Otero Silva y Ciro Urdaneta Bravo, otro grande del periodismo venezolano, lograron hacer coincidir el mejor equipo periodístico que se haya visto en mucho tiempo en el país. Aún es tiempo, en que se le considera de esa manera, máxime cuando el periodismo digital arrolla y se desarrolla de manera impresionantemente en  estos tiempos de oscuridad y persecución contra el periodismo de los valientes. Aquel esfuerzo fue eso, un equipo de valientes, de sangre joven, de alucinados muy bien inspirados y mejor dotados. Reporteros arriesgados, todos ellos con un alto sentido de la responsabilidad profesional, buena parte de ellos egresados de las aulas de la muy ilustre Universidad del Zulia, y otros, provenientes de horizontes profesionales más diversos.

Se trato de la conjunción perfecta, editores inspirados como el viejo Miguel Otero, y sabios émulos de Heródoto* como el trascendente Ciro Urdaneta Bravo.

 Ese equipo estuvo conformado por Oscar Silva Araque, quién a pesar de su juventud, ya había sido galardonado con el premio interno de El Nacional «Henrique Otero Vizcarrondo«. Luego Oscar pasó a ser pieza importante en Panorama, se graduó de historiador. Ha escrito libros y hoy es pieza importante en Globovisión. También del proyecto El Nacional de Occidente formaron parte las brillantes

periodistas y escritoras Milagro Socorro y Marlene Nava; el experimentado Argenis Bravo, especialista en la fuente militar, el colega de los tubazos; el “gocho” Alonso Zambrano,  el recién salido del

horno-LUZ e inquieto Alfredo Álvarez.  El mago con la cámara Carlitos Fuenmayor; Víctor Suarez, Víctor Hugo Rodríguez, Elbano Castro Pimentel, Juan José Peralta, Antonio Reyes. Nury Hernández, Pedro Miguel Rodríguez, Sandra Lucía Bracho y José Rafael Ramírez suman honores desde sus respetivos puestos.No se olvido registrar el ritmo de la ciudad y para eso estaban los inmejorables de los sociales: Sam José Zambrano y José Vílchez.

Hay memoria para los lamentablemente fallecidos, como Manolo Silva Machado, el maestro del periodismo zuliano; Jesús Gómez López, el popular “Chuchago”; el falconiano, grande de los deportes, “el chivo” Alí Ramos; el guerrillero Henry Fuentes; el poeta Ángel Medina; el negro Omar Machado; la arriesgada señora del lente, Teresita Montiel. De la lista sobresale Arturo Botaro, el gigante del reporterismo gráfico; Wilmer Ferrer y Alberto de la Cruz, así como otros, que con igual meritos, no se presentan a la memoria en el momento de escribir esta breve nota.

Los “asesinos” de El Nacional de Occidente

Lamentablemente ese estupendo proyecto, EL NACIONAL de Occidente, fue “asesinado a mansalva” por Eleazar Díaz Rangel y Alberto Jordán Hernández, viejos dinosaurios del sindicalismo que impusieron una huelga sin precedentes contra el avance tecnológico impuesto por el dueño y ejecutor del proyecto, Miguel Otero Silva. Eso enterradores de El Nacional de Occidente pelearon ferozmente contra el motor de ese proyecto por el solo hecho de que el periódico entraba al mercado en ese momento con la mejor y más avanzada tecnología: la computación. Alegaron que las computadoras harían estrago en la salud de los periodistas. Con esa banal idea, le clavaron una mortal estocada al proyecto.

Otro que jugó un papel preponderante en la desaparición de El Nacional de Occidente fue el “todopoderoso” Esteban Pineda Belloso, dueño de ese fenómeno del diarismo de la provincia venezolana: Panorama.  Pineda no toleró la competencia. Vio en el proyecto de MOS un peligroso competidor para su arraigado diario Panorama. Para sacar del camino al atrevido Nacional de Occidente, se dedicó personalmente a chantajear y amenazar a los potenciales anunciantes de El Nacional en los entes oficiales y privados. Quién se atreviera a anunciar en la competencia, recibía un trato desconsiderado por parte del temible Panorama. Las arremetidas eran salvajes, por lo que los gobernantes, comerciantes e industriales cedieron a las amenazas y a los chantajes. Ninguno quería verse en desgracia en las páginas de monstruo del periodismo de provincia. En el Zulia nadie se atrevía a publicitar sus productos en el naciente diario de Miguel Otero. Eso fue lo que realmente terminó de matar tan ambicioso proyecto, pues El Nacional de Occidente no pudo sobrevivir sin avisos y el pregón no daba para sostenerlo. Vino la quiebra. Allí Miguel Otero perdió una fortuna. Se habló para el época de la impresionante suma de unos 100 millones de bolívares. Esta es la verdad.

EL ZULIANO

Luego del cierre de El Nacional, en la misma década de los 80, parte de ese equipo fundador del diario EL NACIONAL/Occidente, se reencontró cuando pasó a formar parte de la fundación del diario El Zuliano, propiedad del empresario Isilio Melean. Ese proyecto arrancó con Omar Uribe, Oscar Silva Araque y Carlos Paredes al frente. Formaron además parte en esa nueva empresa periodística Paco Álvarez, el jefe de los gráficos; las hoy sobresalientes  periodistas y escritoras, Marlene Nava, Milagros Socorro, Liliana Blanco, quién era un águila para cazar buenas fotografías, Manuel Bermúdez, Rosa María Atencio, súper excelente con la Canon y sus lentes en la mano; Janet Olier, Hermes Niño, Pedro Soscun Machado, Alfredo Álvarez, Henry Figueroa, Gustavo Bauer, Jorge Villalobos Juan José Peralta, Sergio Antillano, José Rafael Ramírez; y los lamentablemente fallecidos: el poeta Ángel Medina, Omar Machado, Teresita Montiel,  entre otros.

José Rafael Ramírez
Periodista, CNP 3.141

 

* Heródoto está considerado como el padre de la Historia, sin embargo, su trascendencia va más allá de la simple narración de hechos y como tal también es considerado uno de los primeros científicos.

 

Crónica relacionada: «Un periódico excepcional e irrepetible»: http://www.noticiasjr.com/un-periodico-excepcional-e-irrepetible/

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